22 de abril de 2014

Estimados miembros de PEN, estimados amigos,

Espero no les moleste una carta mensual, un poco mas personal. Acabo de regreso de Birmania, ahora Myanmar, por primera vez en un cuarto de siglo. Desde 1980 y durante mucho tiempo en los años ochenta, me encontré ahí bajo diferentes disfraces, escribiendo sobre una terrible situación. La dictadura militar, en el poder desde 1962, había arrastrado hacia la pobreza a un país rico en recursos. Habían de alguna manera removido a Burma del mapa del mundo. Era difícil visitarlo legal o ilegalmente. La estadía máxima era de tan solo una semana. Rangoon, ahora Yangon, se desintegraba. Casi nadie escribía en la prensa o en los libros sobre esa situación. Algunos Burmeses en exilio como Wendy Law-Yone, una periodista sueca basada en Bangkok; Bertil Linter, y algunos otros, entre ellos yo. Ninguno de nosotros fuimos bienvenidos después de haber escrito algunos de nuestros artículos críticos.

Mi más reciente visita fue, por supuesto, bastante diferente. Me reuní con un antiguo caso de nuestro programa, Escritores en Prisión, Aung San Suu Kyi, y tuve un debate largo y complejo con altos funcionarios del gobierno. Lo más importante es que pasé mucho tiempo con miembros distinguidos de nuestro nuevo Centro PEN Myanmar dirigido por la Dra. Ma Thida, cuyo caso también fue parte de nuestro programa, Escritores en Prisión, así como Myo Myint Nyein, y Nay Phone Latt, ambos también parte del Consejo del Centro PEN Myanmar.

No se puede negar que muchas cosas han cambiado. Hay publicaciones y editores independientes. Hay nuevas carreteras y edificios, incluyendo a toda una nueva capital, inversiones de todo tipo, en parte por exiliados que han regresado.

La libertad de expresión es, por supuesto, un delicado elemento fundamental de todas las civilizaciones. Requiere de leyes justas, restricción del gobierno, estructuras públicas sólidas y la efectiva aplicación de leyes independientes.

El año pasado, el Círculo de Editores de PEN Internacional organizó un taller en Yangon para ayudar a los editores emergentes de Myanmar. Este mes de marzo tomamos de nuevo el tema. Yo estaba viajando con John Makinson, Presidente de Penguin Random House, Jo Lusby, directiva del Penguin en China y también con Marketa Hejkalová de Hejkal Editorialm también miembro de la Junta Internacional de PEN, durante una breve estancia.

Quedó claro en la reunión con los editores de Myanmar que ellos se sienten frenados por una escasez de traductores literarios – ya sea desde y hacia idiomas internacionales o entre las lenguas internas. Sí existen programas para traductores para ayudar en este caso y quedamos de acuerdo en enfocarnos en esto. También nos sentamos por un día con los miembros de PEN para oírles hablar de su situación, gracias al Consejo Británico.

Ma Thida me llevó a conocer a U Win Tin en el hospital. Él es el gran periodista que pasó 19 años en condiciones terribles, encarcelado por su participación en el lanzamiento del movimiento por la democracia en 1988. Ahora en sus ochentas, habló con una calma y con una claridad optimista. Él ha sido un modelo distinguido para los demás y para todos nosotros. Hace un momento, al escribir estas palabras sobre mis días en Myanmar, me enteré de que acababa de fallecer. U Win Tin se queda en mi memoria como uno de esos escasos ejemplos de seres humanos cuya fuerza de carácter, ética sólida y claridad intelectual, le permitió elevarse por encima del sufrimiento y así seguir siempre adelante.

Una de las iniciativas más importantes de PEN Myanmar es viajar en grupo a los pueblos y ciudades pequeñas, e invitar a escritores locales a un espacio público para que lean sus obras. Nos transportamos en la parte trasera de un camión hacía el municipio de Shwepyitha. Una pequeña biblioteca se llenó de ancianos y jóvenes, mujeres y hombres. Todos nos sentamos en los tapices con las piernas dobladas. Una tras otra, las personas se levantaban; muchos que probablemente nunca habían pensado que sería posible pararse en público y leer sus obras. Este fue el momento más emotivo e inspirador de mi viaje a Myanmar.

Quizás la gente está cansada de oírme decir que la literatura y la libertad de expresión son uno y lo mismo. Inseparables. Y que la libertad de expresión se trata tanto de la lectura como de la escritura, de escuchar como de hablar. Sin embargo, allí estábamos todos congregados en una pequeña biblioteca en uno de los pueblos de las provincias de Myanmar.

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Volamos a Naypyidaw, la nueva capital un tanto surrealista. John Makinson, el Embajador canadiense, Mark McDowell, Nandana Sen y yo, nos reunimos por primera vez con el Ministro de Información, Aung Kyi, y con el Viceministro, Ye Htut. Ambos son figuras claves dentro los cambios en curso. Aung Kyi fue el enlace inicial del Gobierno con Aung San Suu Kyi. Y Ye Htut es la voz principal del gobierno, el cual participa constantemente en el discurso público. Fue una reunión larga y compleja. Los mensajes de PEN Internacional tuvieron que ver con problemas tanto en la Ley de Prensa, y la nueva Ley de Imprentas y Derechos de Autor; existiendo en conjunto con una ley de difamación penal basada en una ley británica de 1861. La difamación no debe ser un delito penal. Existe la necesidad de una ley de acceso a la información. La ley de derechos del autor es débil. Myanmar tiene que firmar la ley internacional de derechos de autor. Cuatro periodistas han sido detenidos bajo un decreto secreto que data de 1923 bajo circunstancias confusas. Sencillamente, El caso debería ser cerrado. Discutimos extensivamente el cierre de acceso a Rohengya , donde existen enfrentamientos étnicos y violencia.

En todos estos frentes se manifestaron conciertos o desacuerdo. Pero fue una conversación propia y continuaremos ejerciendo presión sobre estos temas. Nuestro mensaje central fue que las reformas funcionan cuando son justas, claras y firmes. La transparencia es sin duda la clave.

Por último, tuvimos una buena reunión con Aung San Suu Kyi en su oficina parlamentaria. Por supuesto que ahora existen una multitud de temas políticos sobre la mesa. Pero habiendo estado yo involucrado en la adopción inicial de su caso cuando fue detenida por primera vez, sentí que esta reunión era, en cierto sentido, la culminación de un círculo.

Lo que vaya a ocurrir a continuación, es un asunto muy diferente. Todos nosotros debemos tener cautela de no sacar conclusiones apresuradas sobre la situación en Myanmar. ería imprudente negar que sí han habido enormes avances. Sin embargo, los militares no han cedido ningún elemento esencial de poder. Entonces, las cosas podrían dirigirse en cualquier dirección. Nuestra obligación es seguir trabajando con nuestros colegas en Myanmar para el fortalecimiento de leyes justas, imparcialmente aplicadas y manteniendo la importancia de la transparencia.

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Desde Yangon fui a Bangkok para conocer mejor nuestro Centro PEN de Tailandia y también para conocer a algunos de la nueva generación de escritores tailandeses.

Pero primero quisiera decir unas palabras sobre dos de las figuras más distinguidas de Tailandia con quien cultivé una gran amistad desde hace casi cuarenta años. Sulak Sivaraksa es considerado como el líder del movimiento de Budistas Comprometidos en el sudeste asiático. Él es un maravilloso escritor de filosofía budista dirigida hacia la justicia social y a la paz. Durante las últimas décadas Sulak Sivaraksa ha sido detenido, desfavorecido, se ha expresado en contra de los dictadores bajo un gran riesgo personal, ha vivido en el exilio, ha sido acusado injustamente por los dictadores militares y por supuesto, es un Miembro Honorario de PEN Internacional. Él vive en Bangkok, pero por casualidad, cuando yo estuve en Yangon él estaba allí celebrando su 83 aniversario. É l continua con esa gran fortaleza, expresandose y escribiendo por causas paralelas al Acta Constitutiva de PEN. Aún irrompible, imparable. Y fue un honor para mí hacer el brindis para él en la celebración organizada en su honor por la figura literaria birmana, Ko Tar.

En Bangkok me quedé en el asentamiento informal de Klong Toey con el padre Joe Maier, el maravilloso sacerdote de éste barrio donde ha trabajado con los monjes budistas y los imanes por medio siglo en esta enorme zona del muelle. Creó el primer hospicio del SIDA en Tailandia, dirige escuelas y programas de salud. Pero, por encima de todo, él siempre ha defendido a estas personas. También publica historias sobre los habitantes de los asentamientos.

Gracias al editor, Trasvin Jittidecharak, tuve la oportunidad de sentarme con algunos de los más exitosos jóvenes escritores, traductores y editores de Tailandia, entre ellos – Uthis Haemamool, quien es el editor entrante de la importante revista, The Writer. Otros personas incluyen a Zakariya Amataya, Pahd Pasiigon y Anuk Pitukthanin.

Al día siguiente me reuní con el PEN tailandés. Es un centro ocupado, que se enfoca en la crítica literaria y desempeña un papel de gran importancia para el prestigioso premio, S.E.A. Write. Desde hace algún tiempo la dirección del Centro PEN se ha compuesto por catedráticos. Tuve una conversación fascinante con el actual presidente, el profesor Thaweesak Pinthong y dos ex-presidentes, la profesora Trisilpa Boonkhachorn y la profesora Soranat Tailanga. Hablamos sobre la importancia de la construcción de un enfoque regional que involucre a los centros PEN de Tailandia, Camboya y Myanmar. Existe una necesidad dramática para la cooperación y el apoyo mutuo. Hay cuestiones de refugiados, cuestiones de libre expresión, problemas de traducción, la necesidad de intercambios y otros tipos de apoyo mutuo. Los Centros de Myanmar y Camboya están totalmente comprometidos a nivel internacional y esperamos que PEN Tailandia participe con ellos en un equilibrio de escritores, editores y académicos de todas las generaciones, en aquellos temas esenciales para la literatura y la libertad de expresión.

Con mis mejores deseos para todos ustedes,

John Ralston Saul
Presidente Internacional
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Carta de Abril y Marzo del Presidente de PEN Internacional, John Ralston Saul, a la membrecía de PEN.

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