Carta de enero de 2015
del Presidente de PEN Internacional,
John Ralston Saul, a la membrecía de PEN.
26 de enero de 2015
Estimados miembros de Pen, estimadas amigas y amigos,
Hace dos semanas estuve presente en el sitio de los asesinatos de Charlie Hebdo con Emmanuel
Pierrat del PEN francés, Jarkko Tontti, Carles Torner y Sarah Clarke de nuestro secretariado
internacional. Ofrecimos flores y un mensaje a su nombre. Después participamos en una grande
reunión de emergencia de periodistas, editores y otros auspiciado por la UNESCO.
Más allá de la de la condena a la violencia y de la solidaridad, ya existía una gran confusión de
que sucederá después. ¿Se puede proteger a los periodistas? Como podremos lidiar con las
diferencias entre las culturas sobre la forma del satirio, incluso dentro de Europa. Después de
todo, nada es tan local como el sentido del humor. Y además, que significa “local” en una época
de extensas comunicaciones y flujos de inmigración.
Como uno de los oradores – y el único de una organización internacional civil y de escritores –
presenté de manera firme la posición de PEN. Nuestra posición parecía tener bastante apoyo.
El riesgo más grande hoy es que mucha gente – políticos, fuerzas de seguridad y demás – ya se
encuentran tomando ventaja del choque y miedo; utilizando la situación a su ventaja. Las fuerzas
de seguridad se encuentran formadas para conseguir más dinero y poder. Haciendo cabildeo para
obtener más poderes de vigilancia. Los extremistas de todo tipo se encuentran empujando por el
odio y diferentes tipos de violencia.
Esto es exactamente el tipo de ambiente que obscurece la realidad. Por ejemplo, de los 200
escritores asesinados cada año, la mayoría muere por razones que no tienen nada que ver con el
extremismo religioso, islámico o de otro tipo. La mayoría de los periodistas son asesinados o
encarcelados por ofender al poder – estatal, criminal o corporativo o una combinación de los tres.
En algunas ocasiones el poder se esconde detrás de la fe. Pero la corrupción – la alianza entre el
estado, criminales y corporaciones – es un problema más grande que la religión.
En cuanto a una protección real para los periodistas; ellos no están en el gobierno. Ellos no
trabajan en grupos o en edificios del estado. No viajan en convoy protegidos. Investigar, reportar,
declarar opiniones, burlarse del poder, es todo parte de estar en la línea de riesgo.
La causa de peligro más grande para los periodistas es la impunidad. La mayoría de los asesinatos
a periodistas no son investigados, enjuiciados o encancerados. El castigo es tan poco común
alrededor del mundo, que la impunidad constituye una incitación al asesinato.
En la mayoría de los países esta situación podría cambiar – México, Rusia, Honduras, Brasil, por
ejemplo. Cuando se trata de la prisión, piensen en Turquía o China. Todos estos países tienen
aliados políticos económicos y/o militares que se hacen de la vista gorda cuando se habla de
libertad de expresión. Esto es una decisión consciente. Una decisión cínica, y honestamente,
cobarde.
La primer manera de proteger a los periodistas y a otros escritores es a través de en un serio
empuje en contra de la impunidad. Esto significa una policía más honesta y efectiva y cortes
judiciales que se adjudiquen a los estándares de la libertad de expresión establecidos por los
tratados. En cuanto a la obsesión de las fuerzas de seguridad con la continua expansión de derechos de
espionaje, esto tiene más que ver con su poder y la inconveniencia que sienten por las reglamentos
de los derechos humanos, los cuales se han establecido de manera pausada a través de 150 años,
que en proteger a sus propios ciudadanos.
No existe razón por la cual estar sorprendidos por esta postura. Desconcertados talvez, pero no
sorprendidos. Por ejemplo, todos vimos las primeras filas de la gran marcha de París. La marcha
fue extraordinaria por la manera en la cual los ciudadanos de diferentes orígenes y creencias se
reunieron en solidaridad. Muchos miembros de PEN estuvieron presentes, incluyendo a Per
Wästberg, uno de nuestros Presidentes Eméritos. Pero aquellas primeras filas incluían a varios
representantes de regímenes que juegan un rol central en la violencia, el encarcelamiento y la
impunidad en contra de escritores.
Un ejemplo: Arabia Saudita se encontraba presente, uno de los misionarios más importante del
extremismo religioso. Y precisamente por razones que atentan contra de la libertad de expresión,
este gobierno se encuentra azotando a Raif Badawi, cincuenta veces, cada viernes, hasta llegar a
1000. Esta brutalidad es prácticamente una sentencia de muerte.
Dentro de las reacciones más problemáticas en el mundo occidental, ha sido el deseo político y
populista de declarar la guerra contra el extremismo religioso. Suena tan sencillo. Tan lógico.
Excepto que hace unas cuantas décadas los mismos países le declararon la guerra al crimen
organizado. Fue peor que un fracaso. Después le declararon la guerra a las drogas, lo cual se
convirtió en una tragicomedia. Después del horror del 11 de septiembre, decidieron declarar la
guerra al terrorismo, el cual ha sido un fracaso contraproducente. Es muy probable que el
resultado más grande de esto sea la gran explosión de los servicio de seguridad en todas partes
del mundo. El resultado práctico has sido una reducción en el libre discurso de los ciudadanos
viviendo en democracias – una victoria formidable para los terroristas.
Ya en este momento se existen más proyectos de ley. Más limitaciones. Más dinero canalizado a
paredes de seguridad y vigilancia.
Y como se he notado alrededor de África, algunos días después, solamente se demostró una
indiferencia virtual en el Oeste por las masacres de Baga de cientos de personas por Boko Haram.
La diferencia más alentadora es que en este momento existe más gente, incluyendo a los
escritores, que se hacen la pregunta elemental acerca de las causas necesarias y del tipo de
soluciones que se requieren para una reforma social, a cuestionar las estructuras educativas, de
la marginalización de las comunidades de inmigrantes. Todas razones de alienación social.
Ninguna razón la cual reduce nuestro sentido de tragedia y escándalo, nuestra pérdida sin
remedio. Lo que sabemos de nuestras experiencias alrededor del mundo, es que debemos insistir
en una respuesta calmada, sólida y cuidadosa, que se enfoque en las realidades de las causas, en
la hipocresía de la política pública y en los grandes problemas – como la impunidad – que tenemos
que enfrentar.
* * *
Permítanme rápidamente añadir que Jarkko, Carles y yo justo hemos estado en Alemania con
Regula Venske, Secretaría General de del PEN Alemán para hablar con a las fundaciones de dicho
país. También disfrutamos de una maravillosa velada en Berlín con miembros que pertenecieron
al viejo centro Alemán del este. Josef Haslinger, presidente del PEN Alemán estuvo con nosotros.
También estuvimos en La Haya con miembros de PEN Holanda para la apertura del festival
literario, Writers Unlimited Winter Nights. Este fue el 20* aniversario de su establecimiento por
Ton van de Langkuris. ¡El prácticamente sigue al mando!Esta noche de apertura fue primordialmente dedicado a nuestro evento Libera la Palabra! Karl
Ove Knausgård impartió el FREE THE WORD LECTURE. Su mensaje fue equilibrado y
sofisticado, examinando como las barreras a libre expresión han sido removidas a través del
tiempo. Y que estos cambios son acompañados por grandes riesgos si no entendemos que es lo
que está sucediendo. Yo hablé de nuevo de los eventos en París. Con Farah Karimi de Oxfam
Novib entregamos el premio Oxfam Novib/PEN a Razan al-Maghrabi de Libiam, Abdelmoneim
Rahama de Sudan, Jila Bani-Yaghoub y su esposo Bani-Yaghoub de Irán. Abdelmoneim dio un
conmovedor discurso, así como Manon Uphoff, la nueva presidente del PEN holandés.
* * *
La última parte de 2014 fue muy intenso para PEN. Marian Botsford Fraser y Carles estuvieron
en Tunes para una reunión de escritores Magrebíes. Siete de nuestros centros africanos
(Afrikáans, Ghana, Kenia, Malawi, Uganda, Sudáfrica y Zambia) se reunieron en Johannesburgo
para una ronda de sesiones de capacitación en la Universidad de Witwatersrand. También
tomaron esta oportunidad para discutir estrategia para la red africana de PEN (PEN African
Network PAN). El presidente de PAN y de PEN Ghana, Frankie Asare Donko lideró el proceso.
Asimismo, se celebró a Masande Ntshanga, ganador de nuestro primer premio, el International
New Voices Award, justo hace dos años. Él ha publicado ahora su primera novela – The Reactive
– con muy buena crítica. Un número de los finalistas de los otros dos concursos ya tienen títulos
publicados o los tendrán pronto.
* * *
Finalmente, a finales de noviembre, inicio de diciembre, estuve presente en Bangladesh para
ayudar con la apertura del Festival HAY Dhaka. Existe un creciente número de problemas de
libertad de expresión en esta enorme país donde existen elecciones, pero también crecientes
dudas de la calidad de su democracia.
Me encontré con un gran número de escritores y académicos. Ellos se encontraban a la espera del
juico de David Bergman. Y puede conversar con muchos de los interesados. PEN ahora se
encuentra involucrado. La sentencia fue anunciada justo al retirarme del país y fue interpretada
por muchos como una señal que las cosas están empeorando. Me encontré con nuestro centro
PEN local y su presidenta, Farida Hossain. Muchos más escritores se encuentran ansiosos de
formar parte del centro y de trabajar con ellos en la situación del país. Algunos de nosotros
tuvimos una reunión con la Primer Ministro.
Existe una extraordinaria comunidad de escritores y periodistas en este país de 160 millones de
personas. Prácticamente cada Bangladesí literato conoce a pulso el verso más famoso de su poeta
nacional, Kazi Nazrul: “Yo soy un rebelde.” Es curioso ver como las autoridades recitan estas
líneas sin entender que se ellos se han convertido en parte del mismo problema que Kazi Nazrul
intentaba confrontar hace 90 años.
Mis mejores deseos,
John Ralston Saul
Presidente Internacional

el lunes 02 de febrero 2015 – Carta de enero de 2015 del Presidente de PEN Internacional, John Ralston Saul, a la membrecía de PEN.